La mala jugada de un empresario que los llevó con engaños a Europa marcó uno de los momentos más difíciles de la organización
De acuerdo con los apuntes existentes, el Grupo Fokló-rico de Música y Danza Los Goyo nació en el año 1986, y del mismo hicieron parte los hermanos Luis, Omaira, Gloria y Betilde Grueso y sus sobrinos, Edwar, Evelyn y Carolina González Grueso.
De a poco se fueron uniendo los alumnos seleccionados de la escuela Antonia Santos, Colegio Comfa-miliar, entre otros, también los amigos de los barrios Farfán, Rubén Cruz, Bolívar, y Rojas y conformaron una gran escuela de manera informal ya que en los inicios no contaban con el respaldo oficial ni hacían parte de ningún proyecto o programa cultural.
Gregorio Grueso, de quien justamente la organización tomó el nombre de “Los Goyos”, recuerda esos inicios y desde el exterior, a donde viajó para expandir sus raíces folclóricas, echó mano de esas anécdotas con la finalidad de que a través de EL TABLOIDE se reviva la historia de una familia que, desde el occidente, esa zona que Gardeazábal llamó la otra Tuluá, le ha dado renombre y fama en todo el territorio nacional y el exterior.
DATO: La nueva generación de Los Goyos se hace llamar Cimarron honor a los esclavos rebelados.
“Tuvimos y tenemos muy lindas experiencias, participamos en un sinnúmero de festivales a nivel nacional e internacional, entre ellos el de Juegos y Rondas Infantiles de Armenia, Los festivales de Música y Danza en Itsmina Chocó y en Quito Ecuador, el Festival de Marimba en Esmeralda, también en suelos ecuatorianos”, recuerda Gregorio con un asomo de nostalgia.
Y es que una de las partes que poco le gusta recordar tiene que ver con las peripecias que tuvieron que vivir como consecuencia de la mala jugada de un personaje, cuyo nombre prefiere omitir, y que los embarcó en un sueño que se les volvió pesadilla y que, de acuerdo con este gestor cultural, hoy día radicado en Suecia, marcó el principio del fin de Los Goyos. “Nosotros y los tres chicos de Cali habíamos venido con mucha ilusión, de progresar, de salir adelante, tanto como músicos y bailarines, para volver a Colombia orgullosos de haber podido representar nuestro país por estos lados, pero todo eso se nos frustró” comenta sin adentrarse en más detalles.
“Por mi lado, me faltaba un año para terminar la universidad. Así cada uno, nos vimos obligados a dejar nuestra familias, nuestro sueño de Los Goyos, pues hicimos de todo para conseguir fondos para el viaje y estudios, etc. Todo nos tocó que dejarlo atrás y continuar otra vida”.
Un nuevo comienzo
Durante 15 años Gregorio Grueso se radicó en Buenos Aires, Argentina, donde aprovechando los conocimientos adquiridos formó Goyos Body Art Fitness Arte y Salud. Fusionando lo artístico con la gimnasia.
En la actualidad, está de vuelta en Suecia y donde junto a su familia le dio vida a la Asociación Gobaki (Goyos Body Art Kultur & Idrotts Före-ning).”Es una asociación con el mismo sentido, Arte y Deporte” precisó.
“También formamos una orquesta, Son Parceros, aprovechando la venida de mi sobrino Edwar González Grueso, que tiene conocimientos tocando en diferentes orquestas en Cali y Tuluá”, precisa.
“Hace poco estuvimos en Londres, en un festival internacional de Danzas. Actualmente están nuestros hijos, sobrinos, amigos que ahora le dan vida al grupo Cimarron, nombre que rinde tributo a nuestros antepasados que se rebelaron a la esclavitud de los españoles”, añade.
“A pesar de todos los momentos ‘feos’ seguimos con nuestro proyecto artístico y para nosotros es motivo de mucho orgullo poder brindarle, principalmente a nuestros hijos y nuestros nietos, la cultura colombiana y por supuesto a todo el mundo”, enfatizá.
“Personalmente pido mil disculpas, mil perdones a todos “Los Goyos”, la idea siempre fue volver con más fuerza y más impulso a promover nuestro Folklore!!! No fue así como esperábamos, pero seguimos en pie de lucha”, puntualizó Gregorio Grueso, quien sigue derrochando alegría.