Varios presidentes latinoamericanos están de acuerdo en que la lucha contra el narcotráfico, después de muchos años intentando adelantar todos los métodos e instrumentos posibles, ha fracasado y es por esta razón que el propio presidente Gustavo Petro, recién posesionado, invitó a la comunidad internacional a una cumbre para tratar de estudiar a fondo el fenómeno y crear nuevos mecanismos que pongan fin a este mal que se ha convertido en el “cáncer de la sociedad” en todos los países del mundo occidental.
Y nos preocupa el crecimiento de este mal con todas las consecuencias de violencia que trae consigo viendo actualmente la oleada de crímenes que azota el norte y centro del Valle y muy especialmente ciudades intermedias que han gozado de una relativa calma por décadas y ahora están en medio de la zozobra y el temor, ante la crueldad de los victimarios que no escatiman sevicia ante las víctimas.
Así sucede en la vecina ciudad de Guadalajara de Buga, sacudida durante este año y en la última semana por actos atroces, que según las autoridades, obedecen a enfrentamientos entre bandas de microtraficantes y se ven inermes por la astucia y efectividad de los delincuentes que huyen de la escena del crimen, sin ser capturados y sancionados por la ley penal.
En este país no ha tenido éxito, el endurecimiento de las penas, la extradición, la fumigación de los cultivos, la sustitución de los mismos y de acuerdo a los reportes de las autoridades internacionales, crecen cada año la siembra de la planta maldita, el número de víctimas, la cantidad de droga que se exporta a otros países y quedan atónitos ante el ingenio de los bandidos para camuflar el envío.
No han sido suficientes las altísimas ayudas internacionales, las alianzas para combatir el delito, la gran cantidad de delincuentes que han pagado y pagan penas en el exterior, mientras que las familias lloran a sus muertos, la mayoría jóvenes, en medio de una guerra que parece no tener fin, hasta que se le encuentre una salida eficaz y eficiente con el concurso de los gobiernos más afectados por esta problemática mundial.
Y es que hay un serio problema por resolver entre la juventud que, en gran parte, la han inducido a ganar dinero en forma rápida y sin mucho esfuerzo, a trabajar poco y ganar mucho, para gozar falsamente de una juventud que no teme a morir a temprana edad y arriesga todo, con tal de salir de pobres.
Este es el quid de la cuestión, el gobierno adelanta programas y proyectos, invierte altas sumas de dinero para combatir por ejemplo, el desempleo, pero con relativo éxito y también lo hace en materia educativa, sin embargo el fenómeno subsiste sin que los resultados afecten el cultivo, el mercadeo y el consumo interno de la droga.
Por estas razones, se pone de nuevo sobre el tapete, la intención de legalizar la droga, que tiene amigos y enemigos, pro y contras, empezando por la marihuana, ya aceptada legítimamente en otros países, especialmente en Estados Unidos, en donde se cultiva y vende ya transformada para uso recreativo y medicinal.
Para llegar a esta meta, es necesario muchísimas campañas educativas en la sociedad colombiana, es necesario sacar de la drogadicción a los miles de personas que han caído, potenciar la educación en escuelas y colegios, sobre sus peligros y consecuencias fatales, inventarse nuevas estrategias, fortalecer los medios policivos y la inteligencia en las investigaciones, entre otros mecanismos.
El centro y norte del Valle han pagado muy alto precio por la presencia de este problema entre sus pobladores y ahora en Tuluá y Guadalajara de Buga, se intensifica la ola de criminalidad, dejando una estela de gran preocupación, ciudades que gozaron tradicionalmente de paz y tranquilidad duradera, fruto del trabajo, el esfuerzo, la pasión por la defensa de sus valores tradicionales, que ahora se deberán defender a capa y espada, de lo contrario, vamos hacia un “barril sin fondo”.