Hoy que alcanzas tus 26 años, parecería casi un sueño interrumpido, ya que han pasado muy rápido entre mis agites cotidianos y la evolución acelerada de un mundo cada día más tecnológico y menos solidario, sumido en una guerra de egos e ideologías que nos aparta del génesis propio de la creación como es el amor, la esperanza y el crecimiento continuo hacia la trascendencia. Perdóname hija, reconozco en nombre propio y en quienes crean que así es, que te fallé. Te fallé porque te dejo en un mundo difícil, casi al borde de guerras a veces incomprensibles en la causa; te fallé porque como adulto responsable por tu seguridad no hice lo suficiente por impedir la Colombia que hoy heredas. Permití también como espectador distraído que de a pocos llegáramos a la anarquía que hoy se vive, gracias a unas políticas desacertadas de nuestros gobernantes y la falta de decisión de quienes pudimos hacer algo para evitarlo. Pero ya con el daño hecho’ será tu generación quien tenga además de sufrir la situación, tratar de enmendarla con decisión por los hijos venideros, por eso perdóname hija mía. Ahora lo que corresponde es seguir adelante, aprovechar de la juventud que te sobra y al lado de tu generación recomponer el camino por tu país, por el mundo en que tendrás que seguir y como destino normal heredar a las generaciones que te sucedan. Pido a Dios que las enseñanzas que puedas haber recibido, el amor por la vida y tus sueños te den la fuerza suficiente para anteponerte con valentía a los retos venideros en los próximos años, recuerda que si hacemos el bien en lo individual de seguro encontraremos en el camino personas con los mismos ideales y que nos sigan de acuerdo a la fuerza magistral del ejemplo. Lastimosamente los líderes nacen pero se pierden en sus propios quehaceres y miedos a fallar, entonces es donde debemos hacernos como líderes construidos de acuerdo a las circunstancias y la única forma de ser seguidos es generando ejemplo y perseverando. Entonces hija mía, hijas de colombia perdón por el mundo agitado que heredan. Nunca desfallezcan en intentarlo, siempre de la mano de Dios y con la convicción que estará en vuestras manos construir ese mundo soñado. Tesón, temperamento fuerte, convicción en tus ideales y la fuerza del amor en Dios serán los que te marquen el camino en este nuevo inicio de vida, felices días y espero que no le falles a tus hijos como nuestra generación le fallo a los nuestros. Por eso perdón hija mía en tus felices 26.