El ambón, lugar donde se lee la palabra De Dios, quedó en pie desafiando las llamas.
El 23 de junio de 1997, mientras buena parte de los habitantes del corregimiento de Salónica, jurisdicción de Riofrío, se alistaban para cumplir con sus labores fueron sorprendidos por la humareda que provenía del templo de Nuestra Señora del Carmen. De ese momento se acuerda con total claridad Oscar Pareja Durán, quien por esas calendas era un joven sacerdote y párroco de esta comunidad católica del centro del Valle.
El testimonio
«A las 6:15 de la mañana me despertaron unos golpes fuertes en la puerta de mi habitación y, al salir, vi que era Hilda, la señora que me ayudaba en la casa. Estaba desencajada y había llegado para decirme que la iglesia se estaba incendiando y la verdad en ese momento no sabía qué me estaba pasando pues me acababa de despertar», recuerda el sacerdote.
De ese momento también no olvida que escuchaba voces en la calle y, al asomarse, vio que había humo en el techo. «Bajé a la sacristía e ingresé por la puerta que comunicaba con la casa cural y al abrir, efectivamente, este espacio estaba en llamas al igual que la capilla del Santísimo que quedaba mas al fondo.
En ese momento sentía unos fuertes ruidos como explosiones y después entendí que era el eternit que se estaba reventando. Como el templo tenía un cielorraso en machimbre, ese material sirvió de combustible que avivaba más el fuego», comenta el prelado al hacer memoria de esos momentos.
Solidaridad total

Tal como lo registró EL TABLOIDE en su edición del 28 de junio de 1997 con el titular «Fuego en la iglesia» ese infausto suceso despertó la solidaridad de los salonicenses que se unieron para salvar lo que más pudieran. «Recuerdo que al asomarme al templo pude ver como la nave central estaba envuelta en llamas y varias personas desafiando el fuego lograron sacar las imágenes De los Santos, bancas y otros elementos, mientras que afuera una cadena humana traía agua para intentar sofocar el fuego y, aunque ese esfuerzo a la postre fue infructuoso, sí me demostró que tenía unos fieles comprometidos con la iglesia» precisa Pareja Durán, recordado por los lectores de EL TABLOIDE pues durante muchos años fue columnista de esta casa editorial.
Una premonición
Recuerda el padre Oscar Pareja que recién llegado al corregimiento de Salónica, el señor Eugenio Jaramillo por esos días también había regresado de los Estados Unidos y siendo un conocedor del tema, le advirtió sobre la existencia de algunas conexiones eléctricas que ofrecían peligro y que, de no ser reparadas, podrían causar una emergencia. «En ese momento le dije que cuando hubiese forma se harían las reparaciones porque no había recursos para adelantarlas, pero no contaba que esas palabras que se convirtieron en premonición se iban a cumplir tan rápido», comenta el prelado.
Como el ave fénix
Pero esa tragedia que llenó de angustia y zozobra a la comunidad de Salónica se convirtió en el aliciente para que la unidad, tal como sucedió durante la conflagración, saliera a flote en pro de levantar nuevamente el templo. Para fortuna de los salonicenses las llamas consumieron los techos, pero las paredes quedaron en pie, igual que la fachada, y eso de alguna manera facilitó el proceso. Para el padre Pareja esta situación se convirtió en la oportunidad para convocar a la comunidad en torno a la reconstrucción; cuando fue enviado a otra parroquia la nueva iglesia estaba en un 95% y su aspecto había cambiado totalmente.
Fueron muchas las actividades que lideré junto a otro grupo de personas pero al final los frutos se vieron y se logró contar de nuevo con un sitio de oración acorde con el querer y la necesidad de la gente”, expresó.
El ambón intacto
En el cubrimiento de esta noticia y cumpliendo con su labor de reportero gráfico Alexánder Espejo, hoy día director de EL TABLOIDE, se sintió impactado al hacer el registro de la escena y en encontrarse con la imagen del ambón o atril intacto y en pie con la inscripción Aleluya que no es otra cosa que una invitación a la adoración al Señor.