Hasta antes de 1988 el poder en los municipios dependía del vaivén político y era común que un alcalde durara unos pocos meses y era un logro si estaba un año o más. Ese manejo trajo como consecuencia el atraso de los territorios pues el desarrollo de las obras de infraestructura dependían del querer y la vountad política del gobernador de turno.
Un cambio histórico
El 13 de marzo de 1988, por primera vez los alcaldes de Colombia fueron elegidos por voto popular, un hecho que representó un hito fundamental en la historia política del país porque marcó un cambio significativo hacia la descentralización y la participación ciudadana.
Este cambio trascendental se inició en el gobierno de Belisario Betancur cuando se abrió paso en el Congreso a través del Acto Legislativo 01 de 1986. Una vez incorporada esta iniciativa a la Carta Política, ya en el gobierno de Virgilio Barco, se dio un plazo de dos años para hacerla efectiva en las urnas.
Para los expertos en la materia la elección popular de alcaldes ha sido un proceso dinámico y en constante evolución. A pesar de los desafíos, ha fortalecido la democracia local y ha brindado a los ciudadanos la oportunidad de elegir a sus líderes y participar en la construcción de sus comunidades.
Una fiesta total
Tuluá, una tierra que parece tener en su ADN el gusto por la política, se preparó para la primera contienda política y los electores contaron con un abanico de aspirantes que encabezó el escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal, quien recibió el respaldo popular sumando 17.778 votos, seguido por el abogado conservador Guillermo Lozano Palacio con 11.559 votos, el veterano dirigente Ramón Elias Giraldo Gómez, quien obtuvo 1.176 votos, Luis Ernesto Russi 140 respaldos y Mario Caycedo cerró con 24.

En esas mismas calendas los liberales, encabezados por Rafael Emilio Palau, alcanzaron 18.978 votos y los conservadores con Orlando Duque a la cabeza 11.623.
Polémico y popular
Una vez elegido, Gustavo Álvarez Gardeazábal le concedió a EL TABLOIDE una entrevista que sirvió como titular de primera página donde se encomilló una de las respuestas en la que indicaba: «Conmigo habrá cambio radical».

Cabe recordar que los tres primeros periodos, los alcaldes eran elegidos para dos años, en 1995 se amplió a tres y en 2004 se pasó a los cuatro años.
Muy a su estilo el autor de «Cóndores no Entierran Todos los Días», tras los trámites de rigor, tomó posesión en la plaza de Boyacá a la que arribó con Ferney Jaramillo «Pecueca» como edecán y donde los esperaban cientos de ciudadanos haciendo retumbar el: “Tulueños, tulueñas” con las que iniciaba cada discurso.
Tal como lo anunció, el periodo de gobierno lo desarrolló haciendo presencia en los barrios, veredas y corregimientos a donde llegó con obras diversas. Uno de los cambios más sustanciales en este primer periodo de gobierno, fue el desarrollo en materia de pavimentos a través del programa 70/30 o comunitarios logrando que una buena cantidad de barrios entraran en esa dinámica.

Los tulueños lo recuerdan porque era común verlo en la calle e incluso algunos que no gustaban respetar las señales de tránsito debieron volverse para sus casas con bicicletas en mano, pues ordenó retirarle los «gusanillos».
En su periodo de gobierno se instalaron los primeros cruces semafóricos, se ordenaron placas para todas las bicicletas e hicieron cambios en el edificio municipal.
En su gobierno se popularizaron las nueve novenas, nueve verbenas, los festivales del río ñ, que incluía tirada en neumático, entre otras muchas peculiaridades.
En los 50 años de EL TABLOIODE este cambio democrático marcó un hito que se debe resaltar.