De acuerdo con Gutiérrez, los tapabocas de ese tipo deben cumplir unas condiciones mínimas para proteger, tales como:
– Que se adhiera bien a la cara.
– Que sea denso. Es decir, que tenga dos capas de tela diferente (una de esas puede ser de seda).
– Que se pueda lavar con detergente y que se ponga al sol.
Añadió que el virus no busca el camino, lo lleva el viento y que, por lo tanto, le es difícil.
“Al poner más de una tela es muy difícil para un virus atravesar dos espacios donde los poros no necesariamente coinciden. Además, el virus para entrar necesita algo de fuerza y presión. Algunos virus están suspendidos en el aire. Cuando llegan y tocan el tapabocas la posibilidad de que entre es bajísima y menos que entre por el siguiente poro (de la segunda capa)”, dijo.
En ese sentido, la viróloga enfatizó en que si lleva un tapabocas bien puesto y en buenas condiciones, es altamente efectivo para reducir el riesgo de contraer el coronavirus.
“Nuestra propuesta es: usemos bien el tapabocas, pero además mantengamos la distancia”, dijo.
Finalmente, la especialista dijo que hay artículos científicos que muestran que el uso del tapabocas de tela es efectivo, pero deben cumplir las condiciones anteriormente mencionadas.